Un día, de repente, alguien de nuestro entorno abandona esta vida. Una vida gastada, muchos años encima, una vida que ya no es lo que había sido. De ser una persona activa y alegre pasa a ser alguien con la mirada triste, como si esa persona ya no estuviera ahí, miras sus ojos apagados y no hay nadie mirando.
Te consuelas pensando que ya ha vivido mucho, que ya estaba sufriendo, que su vida ya no era vida. Das gracias a Dios por liberar su sufrimiento. Y recuerdas con pena a otros seres queridos que se fueron también. Y revives el duelo, y también el cariño de quienes seguimos vivos.
La vida gastada
La vida se acaba como una vela encendida
Poco a poco se agota y se apaga la luz
los sentidos se apagan también poco a poco
Dejas ya de moverte
Ya no puedes oír
y, dejas ya de escuchar,
por que ya no te importa lo que puedan decirte
por que ya no comprendes lo que quieren decir
y solo quieres ya que la vela se apague
para descansar de una vez
de una vida que no es vida
porque ya ni hablar puedes.
Viki G.U.M.
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